La llegada de Carlos Alazraki a la televisión abierta a través de ADN 40, canal de TV Azteca, fue breve, discreta y terminó en un estrepitoso fracaso. Tras anunciar con entusiasmo su programa “30 minutos con Atypical TEVE”, el periodista fue rápidamente desplazado de la programación, sin que su contenido lograra posicionarse o generar impacto alguno en la audiencia.
TV Azteca, empresa controlada por Ricardo Salinas Pliego, parece haber dado por terminado el experimento de integrar a Alazraki a su barra de opinión. Aunque el conductor presumió su incorporación como un paso importante para su proyecto —conocido principalmente por sus emisiones en YouTube—, los resultados estuvieron lejos de ser los esperados. Su espacio fue asignado a un horario marginal, sin promoción, sin respaldo editorial claro, y sin acceso a audiencias masivas.
Ni TV Azteca publicó cifras de audiencia, ni hubo interés en renovar el proyecto. La respuesta fue simplemente borrarlo de la nueva etapa de ADN 40. Hoy, el horario que ocupaba el periodista ha sido reemplazado por un nuevo programa llamado Cotorreando la noticia, conducido por Juan Lecanda y Romina Ramos.
La salida de Alazraki no es un hecho menor, pues evidencia el fracaso de una estrategia improvisada tanto por parte del conductor como del medio que lo acogió. ADN 40 intentó capitalizar el nombre de Alazraki como un referente de crítica al actual gobierno, pero no ofreció condiciones reales para que su programa prosperara. Lo dejaron fuera del horario estelar, no se le dio visibilidad en medios del grupo, y el producto no evolucionó ni se adaptó al formato televisivo.
ADN 40 ha relanzado su imagen bajo el lema “Te hablamos con la verdad”, en un intento por alinearse con la narrativa del empresario: una mezcla confrontación en redes y desprecio al gobierno de la 4T.
El canal también incorporó un foro 360, con el cual pretende innovar en la presentación visual de las noticias. La idea es agilizar los contenidos y adaptarse a las formas de consumo actuales. En paralelo, TV Azteca informó que mantendrá a sus comunicadores consolidados, pero abrirá la puerta a nuevas voces —jóvenes y con estilos más ágiles—, dejando claro que Alazraki no encaja en ese perfil.
Las redes sociales no perdonaron. En X, usuarios notaron de inmediato la desaparición del programa, y muchos se burlaron del conductor, recordando cómo presumió su llegada al canal y lo poco que duró en pantalla. La audiencia, que tanto reclamó desde YouTube, nunca apareció en televisión.
El paso de Carlos Alazraki por TV Azteca fue fugaz y deslucido. Más allá de su estilo polémico y su base de seguidores en plataformas digitales, su incursión en la televisión terminó siendo irrelevante para los intereses comerciales y políticos de Salinas Pliego. Al final, ni el contenido, ni el formato, ni el conductor lograron conectar con una audiencia que exige más que solo discursos incendiarios.
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