La crisis interna del Partido Acción Nacional (PAN) en Puebla volvió a quedar expuesta tras las declaraciones de figuras históricas y exalcaldes que acusaron a la dirigencia estatal, encabezada por Mario Riestra Piña, de mantener un papel pasivo frente al gobierno de Alejandro Armenta Mier y de no generar condiciones de unidad al interior del partido.
La crítica más dura provino de la exlíder panista y exdiputada federal Ana Teresa Aranda Orozco, quien calificó a la dirigencia de Riestra como “chopeada”, “muda” y “adormilada”, al considerar que dejó de ejercer oposición y ha guardado silencio ante decisiones polémicas de la actual administración estatal.
“No veo realmente al partido dando la pelea, no veo que digan nada de Armenta, no lo tocan ni con el pétalo de una rosa. Eso me preocupa un poco”, señaló Aranda.
Agregó que el PAN debe “despertar” y asumir su papel como contrapeso en un estado gobernado por Morena: “Les hacen falta unos toques. No se ve como oposición”.
Además, apoyó la eventual postulación de Lupita Leal para la dirigencia municipal del PAN y celebró que una mujer pueda encabezar ese cargo.
Eduardo Rivera y Adán Domínguez se suman a las críticas
El exalcalde de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, también coincidió en que el Comité Directivo Estatal no ha sabido conducir al partido ni generar cohesión interna.
Aseguró que la actual dirigencia “no ha creado condiciones de unidad, sino división”, y urgió a un relanzamiento del PAN “hacia dentro” para reconstruir acuerdos y fortalecer su presencia de cara a la renovación municipal de Puebla capital.
“La responsabilidad de la dirigencia es lograr unidad, no generar problemas ni divisiones”, expresó Rivera.
Por su parte, el exedil suplente Adán Domínguez Sánchez apuntó que la dirigencia ha cometido el error de cerrar puertas a quienes piensan diferente, lo que ha debilitado al partido.
“Se han centralizado ideas y se han cerrado puertas. Eso genera que el PAN no tenga unidad”, afirmó.
Un PAN debilitado rumbo a 2027
Las críticas coinciden en un punto: el panismo poblano corre el riesgo de llegar fracturado al próximo proceso electoral de 2027 si la dirigencia actual no corrige el rumbo.
La falta de postura frente al gobierno estatal, la ausencia de denuncias políticas y la división interna son señaladas como señales de alerta para un partido que históricamente ha encabezado la oposición en Puebla.












