El líder nacional de Movimiento Ciudadano (MC), Jorge Álvarez Máynez, reafirmó que su partido evalúa bajo criterios éticos la incorporación de nuevos perfiles provenientes de otras fuerzas políticas. Sin embargo, esta postura ha generado controversia tras la llegada de Néstor Camarillo Medina, exmilitante del PRI, quien en el pasado fue uno de los críticos más duros de la agrupación naranja.
Durante la presentación de su libro México Nuevo en la Escuela Libre de Derecho de Puebla, Álvarez Máynez admitió que en MC existe apertura para integrar a actores políticos con distintos orígenes, siempre que demuestren un compromiso real con la transformación del país. El dirigente explicó que, más que juzgar el pasado político de los nuevos militantes, se privilegia su visión a futuro, siempre bajo estándares éticos.
Aun con este discurso, la reciente adhesión de Néstor Camarillo ha sido señalada como contradictoria. Durante su paso por el PRI, Camarillo lanzó severas críticas tanto al partido MC como a Álvarez Máynez, a quien llegó a acusar de operar a favor del oficialismo. La decisión de sumarlo a las filas emecistas ha generado inconformidad entre integrantes del propio partido, así como cuestionamientos desde otras fuerzas políticas, que ven en esta acción una estrategia oportunista.
Camarillo anunció su salida del PRI el 26 de agosto y, en cuestión de días, formalizó su integración a Movimiento Ciudadano, sin abandonar su escaño en el Senado. Justificó su decisión al asegurar que comparte afinidad ideológica con los principios del partido naranja, aunque las declaraciones previas que hizo contra Máynez y MC han sido duramente recordadas en medios y redes.
Por otro lado, Máynez también fue cuestionado sobre la posibilidad de incorporar al panista Eduardo Rivera Pérez, exalcalde de Puebla, a quien no descartó como potencial fichaje. Aunque afirmó que no ha sostenido diálogo alguno con Rivera, el dirigente nacional expresó que vería con buenos ojos su llegada y señaló que existen vínculos comunes entre ellos, como su relación con Dante Delgado, exdirigente del partido.
En este contexto, el partido enfrenta una creciente presión por demostrar coherencia entre su discurso de ética y sus decisiones políticas, especialmente cuando abre la puerta a figuras que, hasta hace poco, se mantenían en una línea crítica frente al movimiento emecista.
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