Diputada Delfina Pozos encubre a alcalde agresor y muestra el verdadero rostro del PRI

El PRI vuelve a priorizar su imagen política sobre la justicia social

El reciente incidente protagonizado por el alcalde de Cuyoaco, Iván Camacho Romero, en el que se le captó amenazando e intimidando a un trabajador de una tienda en Angelópolis, no solo expone el abuso de poder por parte de una autoridad local, sino que también deja al descubierto la profunda desconexión del PRI con la ciudadanía. Lejos de condenar los hechos, la diputada local Delfina Pozos Vergara salió en defensa del edil, protegiéndolo y justificando su actuar frente a las cámaras.

En lugar de solidarizarse con el trabajador agredido o exigir una rendición de cuentas, Pozos se centró en limpiar la imagen del alcalde, asegurando que lo conoce personalmente y que confía en su «calidad moral». Este discurso reproduce el mismo esquema de impunidad y protección entre políticos del mismo partido, que históricamente ha sido uno de los mayores males del sistema político mexicano.

El video del incidente no deja lugar a dudas: Camacho Romero, acompañado de su pareja, elevó el tono de una discusión tras exigir una devolución, lanzó amenazas y permitió que su escolta intimidara físicamente al empleado. Las imágenes muestran claramente cómo el trabajador fue obligado a retroceder hasta que intervino la seguridad del establecimiento. Lejos de disculparse, el alcalde remató con una frase que revela su actitud de superioridad: “No saben con quién se están metiendo”.

Delfina Pozos no solo evitó condenar estos hechos, sino que además culpó únicamente al escolta, como si el edil no tuviera control sobre las acciones de su personal. Esta actitud evidencia una defensa ciega entre miembros del PRI, priorizando el blindaje político por encima de la verdad, la justicia y el respeto al ciudadano.

Pero este caso no es aislado: refleja lo que el PRI representa para muchos hoy en día. Un partido que ha perdido toda cercanía con la gente, cuyos representantes parecen estar más interesados en mantener privilegios y protegerse entre sí que en servir al pueblo. Su falta de empatía frente a una agresión evidente, y su respuesta política vacía, reafirman la percepción de que el servicio público ha sido sustituido por el oportunismo.

En un país donde la exigencia de transparencia y rendición de cuentas es más urgente que nunca, la postura de Pozos Vergara y su partido es un retroceso lamentable. El pueblo ya no quiere políticos que se defiendan entre sí, quiere representantes que defiendan a la ciudadanía, que se enfrenten al poder cuando se cometen abusos, no que lo encubran.

Foto: Agencia Enfoque

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