Las declaraciones cruzadas entre los dirigentes estatales del PAN y el PRI evidencian no sólo un distanciamiento entre ambos partidos, sino una crisis de legitimidad y liderazgo en la oposición poblana. Mientras Mario Riestra Piña insiste en que Acción Nacional será una fuerza política “responsable y mesurada”, su discurso contrasta con la falta de autocrítica tras los resultados electorales de 2024. Por su parte, Néstor Camarillo Medina ha optado por la descalificación directa, profundizando una división que mina cualquier intento de reconstrucción opositora.
El panista respondió a los señalamientos del priista con un llamado a la mesura, advirtiendo que no se debe confundir moderación con debilidad. Sin embargo, su postura resulta ambigua, pues a pesar de hablar de diálogo interno y respeto, no reconoce que los resultados de las alianzas fallidas en 2024 fueron también responsabilidad del PAN. Aunque defiende que su liderazgo emana de una votación interna, omite mencionar que la militancia panista ha mostrado fracturas y falta de unidad real, especialmente después de los comicios recientes.
Riestra señala que la ciudadanía rechazó las coaliciones como la de Va por Puebla, pero no plantea con claridad alternativas ni estrategias nuevas, limitándose a repetir que se debe “volver a los orígenes” del partido, sin explicar qué significa eso en la práctica.
Por su parte, Camarillo Medina ha optado por atacar abiertamente a Riestra, acusándolo de actuar con imposiciones y alejamiento de los principios democráticos. No obstante, el líder del PRI también arrastra un desgaste interno considerable, con una base tricolor que cuestiona sus decisiones y el rumbo del partido. Su actitud confrontativa parece más un intento de reafirmar su posición personal que una estrategia real para fortalecer al bloque opositor.
Ambos actores han caído en el juego de la acusación mutua, en lugar de ofrecer una autocrítica profunda sobre por qué perdieron terreno en 2024 y cómo piensan recuperar la confianza ciudadana. El discurso de “responsabilidad” y “unidad” queda en palabras, cuando los hechos reflejan una oposición fracturada, carente de liderazgo sólido y sin proyecto político claro.
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