Manuel Herrera Rojas, militante del Partido Acción Nacional (PAN) desde hace 25 años, se presenta como candidato para dirigir el Comité Municipal en Puebla capital. Aunque su discurso enfatiza la cercanía con la militancia y la unidad interna, el proceso que encabeza refleja las limitaciones de un sistema interno que históricamente ha carecido de verdadera apertura democrática.
El próximo proceso de elección, que tendrá lugar en septiembre, contempla una votación entre aproximadamente 4 mil 500 militantes, con una participación esperada de poco más de la mitad. Sin embargo, este mecanismo electoral ha sido cuestionado por su falta de transparencia y por favorecer a actores con influencia previa, lo que debilita la representación real de las bases.
Herrera insiste en que su proyecto busca generar confianza y esperanza en la militancia, y señala la necesidad de trabajar directamente en colonias y juntas auxiliares. No obstante, estas promesas de cercanía suelen diluirse una vez que los dirigentes llegan al cargo, dejando a muchas bases sin un acompañamiento real ni una voz fuerte dentro del partido.
A pesar de la retórica inclusiva, la elección se desarrolla bajo una estructura que no siempre garantiza la participación plena ni equitativa de todos los militantes, y donde las decisiones estratégicas terminan siendo tomadas por grupos cerrados dentro del partido. Esto refleja una contradicción entre los discursos públicos de unidad y democracia y la práctica interna del PAN.
Herrera, con una trayectoria ligada a la Acción Juvenil y una militancia de larga data, asegura que buscará la inclusión y evitar divisiones. Sin embargo, los antecedentes del partido en Puebla y otras regiones muestran que estas divisiones suelen profundizarse, producto de procesos cerrados y poco transparentes, que alejan a la militancia de las decisiones centrales.
Este escenario plantea una pregunta inevitable: ¿podrá el PAN transformar realmente su dirigencia municipal y conectar de forma genuina con sus bases, o seguirá repitiendo un ciclo donde las palabras de cercanía se quedan en promesas y las estructuras internas mantienen el control en pocas manos?
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