Eduardo Rivera pone en evidencia la crisis interna del PAN en Puebla y deja entrever su posible salida rumbo a 2026, una decisión que expone la fragilidad de la dirigencia y la falta de unidad en el partido.
El exalcalde cuestionó indirectamente el liderazgo de Lalo Rivera al no respaldar a la aspirante panista Lupita Leal, dejando claro que su voto y apoyo no dependen de las directrices de la dirigencia. Su postura evidencia un PAN dividido, incapaz de consolidar consensos internos y marcado por rivalidades que podrían afectar su desempeño en futuras elecciones.
Rivera se mantiene como un actor político influyente, con encuestas que lo perfilan como uno de los panistas más competitivos rumbo a 2027. Sin embargo, advirtió que definirá su futuro político hasta 2026, y no descartó abandonar el PAN, lo que representa un duro golpe a la credibilidad del partido y cuestiona la capacidad de Lalo Rivera para mantener cohesionada a su militancia.
Además, el exalcalde criticó la doble cara de la dirigencia estatal, que busca atraer perfiles externos mientras limita la participación de militantes que piensan distinto a Lalo Rivera. Este doble discurso refleja la falta de apertura y de visión estratégica del PAN, que pone en riesgo su relevancia frente a Morena en Puebla.
Rivera también señaló que la dirigencia necesita fortalecer la unidad y la inclusión, y que es urgente abrir espacio a quienes no forman parte del grupo cercano de Lalo Rivera. Su crítica apunta a una estructura partidista rígida y poco receptiva a la diversidad de opiniones, un problema que podría debilitar al blanquiazul de cara a los próximos comicios.
El mensaje de Rivera es claro: el PAN en Puebla atraviesa una crisis de liderazgo y de coherencia interna, y su posible salida hacia otra fuerza política no solo refleja su inconformidad, sino que también advierte sobre la descomposición del partido y la pérdida de confianza de sus militantes más relevantes.
Foto: Agencia Enfoque












