Inauguración del zócalo de Izúcar queda opacada por comentarios misóginos y frívolos del edil

El discurso fue dado durante un evento familiar previo al Grito de Independencia

Lo que debía ser una jornada de celebración por la inauguración del remodelado zócalo de Izúcar terminó generando controversia nacional, luego de que el presidente municipal, Eliseo Morales, emitiera un mensaje que trivializó el uso de la pensión de los adultos mayores y la problemática del comercio sexual en el municipio.

Durante su intervención pública ante cientos de familias reunidas por las fiestas patrias, el alcalde utilizó un discurso cargado de estereotipos y comentarios frívolos, al sugerir que los adultos mayores, si deciden gastar su dinero en sexoservidoras, lo hagan en la zona de tolerancia y no en el centro histórico.

“Si quieren gastarse su billetito de a 200 pesos, háganlo en la zona de tolerancia”

La intervención, lejos de ser una anécdota graciosa, dejó en evidencia una preocupante falta de sensibilidad del edil para abordar temas que implican salud pública, violencia estructural, envejecimiento digno y respeto a los espacios comunes. En lugar de usar el espacio para reforzar un mensaje de convivencia o inclusión, el alcalde optó por reproducir estigmas y banalizar el rol de los adultos mayores, retratándolos como clientes potenciales de servicios sexuales y no como ciudadanos plenos con derecho a la dignidad y al espacio público.

Además, Morales Rosales hizo alusión a mujeres que —según él— se aprovechan económicamente de los adultos mayores, cayendo nuevamente en una narrativa simplista, sin evidencia, que culpabiliza y reduce fenómenos sociales complejos a chistes en un acto oficial. Esta postura fue interpretada por muchos como un acto de populismo disfrazado de humor, pero con profundas implicaciones negativas.

Organizaciones locales y ciudadanos ya han manifestado su incomodidad con la forma en que el alcalde abordó estos temas, criticando no solo el fondo del mensaje, sino el contexto en el que fue emitido: un evento público, con presencia de familias y medios de comunicación, en un espacio recientemente renovado que se supone busca ser símbolo de orgullo para la ciudad.

La remodelación del zócalo —que llevaba casi un año de retraso por irregularidades en el proyecto técnico y observaciones del INAH— fue entregada finalmente el 15 de septiembre, previo al Grito de Independencia. Sin embargo, el acto simbólico quedó eclipsado por la polémica, y ahora se discute más el comportamiento del alcalde que el beneficio de la obra.

Vecinos han señalado que, durante años, las autoridades ignoraron deliberadamente la presencia de sexoservidoras en el zócalo, pero que ahora, tras invertir en la remodelación, se busca relegarlas sin un enfoque integral ni socialmente responsable. En lugar de abrir un diálogo sobre regulación, derechos laborales o atención a grupos vulnerables, el gobierno municipal parece optar por soluciones simplistas basadas en desviar la mirada hacia otras zonas.

La controversia también revela un patrón preocupante: la normalización del discurso misógino y clasista en el espacio público, disfrazado de humor popular. Si bien algunos asistentes se rieron o aplaudieron el comentario, el trasfondo no deja de evidenciar una falta de políticas claras, y una cultura institucional que no prioriza el respeto ni la inclusión.

En un momento en que los municipios enfrentan enormes retos en temas de seguridad, cohesión social y salud pública, este tipo de discursos por parte de figuras de autoridad no solo son desafortunados, sino irresponsables.

Foto: Agencia Enfoque

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