El Club Puebla enfrenta un escenario crítico y profundamente desgastado, marcado por la figura dominante —y cada vez más polémica— de Ricardo Salinas Pliego, cuyo historial de conflictos fiscales y administrativos ha empantanado cualquier intento serio de venta. Aunque en la mesa de Grupo Salinas existen propuestas formales, la operación se ha convertido en un campo minado principalmente por los problemas que arrastra su propio dueño.
Fuentes cercanas a la negociación confirmaron que Ignite Sports, un fondo de inversión estadounidense, ha puesto sobre la mesa una oferta superior a los 100 millones de dólares. Aun así, la posibilidad de cerrar la operación parece remota, pues los inversionistas no están dispuestos a cargar con los problemas que Salinas Pliego dejó acumulados durante años.
La UIF revisa de cerca a Grupo Salinas: el origen del bloqueo
La Unidad de Inteligencia Financiera mantiene bajo investigación a las empresas de Grupo Salinas y sus vínculos con Mazatlán FC y Puebla. Esta supervisión se activó debido a señalamientos de operaciones irregulares, triangulaciones y manejos poco claros en sus negocios deportivos.
Periodistas especializados han explicado que la presencia de Salinas Pliego en el futbol genera hoy más ruido que certeza, pues cada transacción relacionada con él requiere verificación profunda del Estado. La desconfianza no es casual: su historial de adeudos con el SAT, disputas públicas, casos judiciales y acusaciones de evasión fiscal pesan como una losa sobre cualquier acuerdo.
El club arrastra irregularidades que crecieron durante su administración
A la investigación federal se suma un historial de manejos dudosos en el club, varios de ellos derivados de la administración ligada al empresario. Entre ellos, señalamientos sobre prestanombres, estructuras opacas y decisiones empresariales que beneficiaban más al grupo propietario que a la institución deportiva.
Periodistas locales han coincidido en que la crisis actual no es un accidente: es la consecuencia de años en los que el club estuvo sujeto a prácticas que dejaron su estructura legal debilitada y vulnerable.
Incluso el SAT habría entablado comunicación con la Federación Mexicana de Futbol para monitorear cualquier cambio de dueño, especialmente después de la venta del Mazatlán FC, operación que también estuvo rodeada de cuestionamientos.
La disputa por el nombre: otro problema que creció bajo la sombra de Salinas
La pelea legal por el nombre del equipo, que involucra a Ricardo Henaine, se mantiene activa desde hace años y nunca fue resuelta por los administradores actuales. Esto implica que cualquier comprador deberá negociar directamente con él para evitar quedar atrapado en litigios en México, Estados Unidos y Canadá.
Lejos de atender el conflicto, la administración vinculada a Salinas lo dejó crecer, permitiendo que se convirtiera en un obstáculo mayor.
Un pasado turbulento que vuelve a cobrar factura
La historia reciente del Puebla incluye la disputa entre Henaine y Francisco Bernat, además de la eventual venta a la familia López Chargoy. Sin embargo, en cada cambio de manos, los problemas se acumularon sin resolverse y hoy estallan justo cuando se intenta vender el club.
Fuentes cercanas a Henaine aseguran que no tiene intención de reaparecer como dueño, pero sí están listos para defender sus derechos sobre la marca si los nuevos compradores intentan ignorar la situación legal.
Un activo barato para inversionistas, una herida para la afición
Mientras que el club está valuado en más de 100 millones de dólares, el mercado lo percibe como una oportunidad precisamente por la crisis interna que atraviesa. En contraste, la afición observa cómo los conflictos derivados, en gran medida, de la gestión de Salinas Pliego, han convertido al equipo en un caso de estudio sobre cómo la negligencia administrativa puede borrar décadas de identidad deportiva.
Para muchos, la venta del Puebla ya no es una transacción: es el último capítulo del daño que un dueño polémico le dejó al equipo.
Foto: El Ciudadano












