En Puebla, una nueva denuncia ha puesto en el foco de atención a la Clínica de Especialidades Médico Quirúrgicas, ubicada en la zona de la Avenida Juárez, donde el médico conocido como Tizcareño y su equipo han sido señalados por presuntas malas prácticas y negligencia que han afectado a varias madres y recién nacidos.
Una mujer compartió que al momento de dar a luz, su bebé fue sometido a una cesárea anticipada, motivada aparentemente por la inminente salida del médico de viaje y la necesidad de generar ingresos rápidamente. Relató que no conoció a su hijo sino hasta horas después del parto, momento en el que el bebé ya presentaba signos graves como falta de respiración y coloración morada, lo que refleja una atención apresurada y deficiente.
Esta no sería una experiencia aislada. Varias pacientes han comenzado a relatar casos similares, donde se reportan cesáreas adelantadas, errores en la identificación del sexo del bebé y una atención que parece priorizar el dinero sobre la salud. Por ejemplo, a una madre no le realizaron estudios completos dentro de la clínica pese al alto costo de las consultas, y fue necesario recurrir a otro hospital para confirmar la salud de su bebé. Además, hubo inconsistencias en la información proporcionada por el doctor sobre el sexo del recién nacido, y un claro maltrato verbal cuando ella expresó sus preocupaciones.
El caso específico que ha estremecido a la opinión pública es el de Silvia Flores, quien fue atendida en esta clínica y denunció que, aunque confiaba en el equipo médico, nunca fue vista por el doctor, quien solo intervenía en cirugías. Cuando presentó complicaciones severas relacionadas con preeclampsia, la intervención quirúrgica fue retrasada varias horas mientras el médico atendía asuntos personales. La cirugía fue realizada bajo condiciones cuestionables, con abandono del doctor antes de finalizar el procedimiento.
El bebé de Silvia nació con graves problemas respiratorios y una infección severa que requirió traslado urgente al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde estuvo hospitalizado en terapia intensiva por un mes y medio. A pesar de esta situación crítica, la clínica cobró la suma de 130 mil pesos por la cesárea y los servicios de enfermería. Además, se descubrió que el médico no cuenta con especialidad en ginecología, sino únicamente con formación como cirujano general, lo que aumenta las dudas sobre su capacidad para atender partos.
Este cúmulo de denuncias pone en evidencia la urgencia de una revisión exhaustiva y medidas inmediatas para proteger a las pacientes y evitar que situaciones tan graves vuelvan a repetirse.
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