La exdiputada del PAN, Mónica Rodríguez, volvió a encender la polémica al acusar a Eduardo Rivera y a la pasada dirigencia estatal de favorecer a Morena y Armenta en las elecciones de 2024. Según Rodríguez, esta situación no solo evidencia una traición al PAN, sino también cómo la dirigencia puede priorizar intereses personales por encima de la unidad y la ética partidista.
Rodríguez denunció que la estrategia interna estaba prácticamente definida desde antes, y consideró que sus advertencias sobre la manipulación del proceso electoral se confirmaron con el tiempo. Además, criticó que Rivera, a pesar de la derrota sufrida en la elección a gobernador, sigue evaluando la posibilidad de volver a postularse a la alcaldía, lo que refleja la persistencia de ambiciones individuales en detrimento del partido.
En respuesta, Guadalupe Arrubarrena defendió la actuación de Eduardo Rivera, señalando que competir en 2024 fue especialmente difícil debido a la fuerza de Morena y que Rivera mostró capacidad para enfrentar esos retos. Sin embargo, Arrubarrena también reprochó la decisión de Rodríguez de abandonar la candidatura días antes de la campaña, calificándola como un acto de cobardía y traición, lo que a su vez evidencia una profunda división en el PAN.
Los enfrentamientos entre Rodríguez y Rivera reflejan un panorama donde las disputas internas y las estrategias personales generan fracturas que podrían debilitar al partido de cara a futuras elecciones. Analistas políticos consideran que estas tensiones son síntomas de un PAN en crisis, donde la falta de unidad y la pugna por el poder están dejando más visibles las diferencias entre sus principales liderazgos.
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