La dirigencia del PRI en Puebla volvió a hablar de “renovación” y “unidad”, pero los hechos muestran un escenario muy distinto. Tras una reunión privada el martes 9 de diciembre con Alejandro Moreno Cárdenas, los aspirantes a la dirigencia estatal fueron llamados a alinearse a un acuerdo que, según diversas voces internas, parece más una imposición desde el centro que un verdadero consenso local.
El dirigente estatal Juan José Castro Justo intentó presentar el encuentro como un avance hacia la unidad, pero en su propio discurso dejó entrever que las decisiones siguen dependiendo del cálculo político de la dirigencia nacional. Aunque aseguró que el priismo poblano busca un acuerdo antes de la asamblea del 19 de enero, lo que se percibe es una estructura interna debilitada que intenta simular cohesión.
Durante la reunión participaron Xitlalic Ceja García, Lorenzo Rivera Nava, Delfina Pozos Vergara, Teodomiro Ortega González, Rocío Toxqui Oropeza, Jorge Amador Alarcón y otros perfiles. Sin embargo, el mensaje central proveniente del CEN fue claro: Alejandro Moreno exigió una candidatura de unidad, aun cuando la militancia pide procesos más democráticos y abiertos.
En los días previos, corrió con fuerza la versión de que Ceja cuenta con apoyo directo de Moreno Cárdenas, lo que revive la percepción de favoritismos y acuerdos cupulares que tanto han desgastado al PRI. Aunque algunos actores intentaron minimizarlo, varios admitieron que la legisladora federal llega con ventaja debido a su cercanía con la dirigencia nacional. Es decir, la “competencia interna” parece estar definida desde antes de iniciar.
A pesar del discurso oficial que asegura que todos los aspirantes tienen posibilidades, el propio Castro Justo reconoció que una parte del priismo ya se inclina por un perfil impulsado desde arriba, lo cual contradice la narrativa de un proceso abierto. La convocatoria permite registros hasta el 19 de diciembre, pero el ambiente interno sugiere que solo se cumple el trámite.
A la contienda se han sumado Rocío Toxqui, Jorge Amador Alarcón, Héctor Laug García y Teodomiro Ortega González. No obstante, la multiplicación de aspirantes no refleja fuerza, sino un intento desesperado por mostrar vida interna en un partido que, desde hace años, pierde presencia y militancia en Puebla.
Además, la dirigencia estatal ha insistido en que se respetará cualquier acuerdo local, pero en los hechos el PRI poblano opera bajo las directrices de un liderazgo nacional cuestionado, debilitado y señalado por manipular procesos internos, como es el caso de Alejandro “Alito” Moreno.
La supuesta “renovación priista” parece, por ahora, otro intento de reciclar estructuras, repetir prácticas y mantener el control político en manos de los mismos grupos. El reto del PRI Puebla no es elegir dirigente, sino recuperar credibilidad, transparencia y legitimidad en un estado donde el partido se ha ido desdibujando.
Foto: Agencia Enfoque
