Durante 2024, el estado de Puebla ha registrado casos estremecedores de nacimientos donde las madres son niñas de apenas 11 y 12 años, mientras los padres son adultos de hasta 33 años, reveló la plataforma de datos abiertos de la Secretaría de Salud de México.
En el municipio de Puebla capital, se documentó el nacimiento de un bebé cuya madre tenía 11 años, mientras el padre registrado tenía 32 años, con una diferencia de 21 años. Un caso similar ocurrió en Izúcar de Matamoros, con una niña también de 11 años y un padre de 26 años, es decir, 15 años mayor. Otro hecho fue reportado en Tehuacán, donde una niña de 12 años dio a luz, y el padre registrado contaba con 33 años, repitiéndose la misma brecha de 21 años.
Los registros oficiales también dan cuenta de casos donde, aunque ambos padres son mayores de edad, las diferencias de edad entre ellos son particularmente amplias. En Acatzingo, Puebla, una mujer de 24 años tuvo un hijo con un hombre de 92 años, lo que representa una diferencia de 68 años. En Zacapoaxtla, una madre de 19 años fue registrada junto a un padre de 80 años, con 61 años de diferencia, y en Puebla capital, una mujer de 25 años tuvo un hijo con un hombre de 82 años.
Las cifras han circulado ampliamente en plataformas digitales, donde usuarios han expresado asombro, preocupación y cuestionamientos éticos en torno a estas uniones, especialmente en los casos que involucran a menores de edad.
Especialistas en salud pública y derechos humanos han explicado que los embarazos infantiles están asociados con múltiples riesgos físicos, emocionales y sociales, incluyendo complicaciones médicas, deserción escolar, y consecuencias psicológicas a largo plazo. Por otro lado, las uniones con diferencias de edad extremas también pueden implicar relaciones desiguales, condicionadas por factores como dependencia económica o presión social.
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