Con cantos, poesía y protesta, Puebla se une a la resistencia palestina

Cifras estremecedoras sobre muertes en Gaza fueron compartidas con el público

El corazón de Puebla latió al ritmo de la resistencia, cuando una multitud se reunió en el Zócalo para condenar con fuerza el genocidio en Palestina. Con banderas ondeantes, tambores, cantos y consignas, la ciudad se convirtió por un día en un espacio de denuncia internacional.

La jornada inició con una marcha pacífica que descendió por el centro histórico. Las calles se llenaron de consignas que exigían justicia, rompimiento de relaciones diplomáticas y el cese inmediato de los ataques contra Gaza. A lo largo del recorrido, los rostros serios, las pancartas y las voces al unísono dejaron claro que la solidaridad también puede ser una forma de protesta.

Al llegar al Zócalo, se desplegó una bandera gigante de Palestina, mientras se guardaba un minuto de silencio en memoria de las miles de víctimas. Un ambiente de respeto, dolor y resistencia cubrió la plaza. La quietud fue solo el preámbulo de un grito que buscaba traspasar fronteras.

Canciones, poesía y rap social se entrelazaron con cifras estremecedoras, que apuntaban a la muerte de decenas de miles de civiles, incluidos miles de niños. Las voces que tomaron el micrófono no solo denunciaron el exterminio sistemático, sino también la complicidad del silencio internacional y la falta de acción real por parte de gobiernos y organismos multilaterales.

Durante el acto se hizo mención a una flotilla internacional que busca abrir un canal humanitario hacia Gaza. La conexión fue inmediata: la solidaridad se volvió global y Puebla quiso ser parte de ella. Desde una pantalla, se proyectó un mensaje enviado desde altamar por integrantes de esa misión, agradeciendo el respaldo y recordando que, frente al horror, organizarse es un acto profundamente humano.

La música también habló. Un colectivo coral, acompañado por guitarras y percusiones, interpretó canciones de protesta de la tradición latinoamericana, adaptadas para este momento. El canto se convirtió en una expresión de resistencia y ternura. Las letras, renovadas con el nombre de Palestina, llenaron el aire de memoria, dignidad y fuerza.

Textos de autores reconocidos fueron leídos en voz alta, recordando que el término «Sumud», ligado a la flotilla humanitaria, simboliza la firmeza y la perseverancia del pueblo palestino, que sigue resistiendo en su tierra a pesar del asedio constante.

El cierre del evento fue contundente. Con las voces unidas, la multitud lanzó consignas que resonaron contra las paredes del Palacio Municipal y la Catedral: “¡No es una guerra, es un genocidio!”, “¡Los niños de Gaza no son una amenaza!”, “¡Alerta, alerta, que comience la lucha palestina por América Latina!”. La movilización dejó claro que, aunque el conflicto parezca lejano geográficamente, la empatía lo hace cercano y urgente.

Foto: Agencia Enfoque

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