El Sistema Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Puebla (SOAPAP) atraviesa un momento crítico marcado por un creciente malestar ciudadano. El organismo acumula decenas de procedimientos administrativos promovidos por usuarios que buscan que se revisen decisiones consideradas injustas o poco claras.
Estos recursos fueron interpuestos por pobladores que señalan inconsistencias en cobros, sanciones y atención administrativa, y que recurren a los mecanismos institucionales para exigir correcciones sin tener que iniciar procesos judiciales. Para los usuarios, estas quejas representan la única vía para que el organismo reconozca y atienda posibles errores en su operación.
La información disponible muestra que el SOAPAP mantiene un ritmo constante en la recepción de estos procedimientos, con un comportamiento que revela picos de inconformidad en determinados periodos del año. Este patrón evidencia que el conflicto entre el organismo y los ciudadanos no es aislado, sino persistente.
En redes sociales, el malestar se expresa aún con mayor fuerza. Los poblanos cuestionan que las tarifas, cada vez más elevadas, no correspondan con la calidad del servicio, lo que alimenta la percepción de que el organismo no responde a las necesidades reales de la ciudad.
A este descontento se suma la preocupación por la escasa supervisión hacia la empresa concesionaria encargada del suministro y tratamiento del agua. Usuarios sostienen que las fallas en el servicio evidencian un abandono en la vigilancia operativa y en la exigencia de resultados.
La opacidad en la entrega de información es otro de los señalamientos recurrentes. Ciudadanos que solicitan datos sobre la operación del organismo afirman que los trámites suelen retrasarse o enfrentan obstáculos legales que dificultan conocer cómo se toman las decisiones internas. Para muchos, esta falta de claridad solo profundiza la desconfianza.
Mientras las quejas crecen, el organismo enfrenta el desafío de recuperar credibilidad y atender las demandas ciudadanas en un contexto donde la transparencia, la eficiencia y la supervisión se han convertido en exigencias impostergables. El ambiente social que rodea al SOAPAP demuestra que la población espera respuestas claras, procesos ágiles y un servicio que justifique las tarifas que paga.
Foto: Agencia Enfoque
