Lo que se presentó como un homenaje póstumo a la obra de Roberto Gómez Bolaños, el entrañable Chespirito, se ha convertido en una fuente de controversias familiares, legales y personales que revelan las grietas ocultas en su legado.
Fricciones en torno a su vida privada
El estreno de la serie biográfica “Chespirito: Sin querer queriendo” generó un gran impacto en plataformas de streaming. Sin embargo, también trajo consigo críticas por la manera en que se retrata su vida íntima, especialmente su relación con Florinda Meza, iniciada cuando aún estaba casado con Graciela Fernández. La representación de este triángulo amoroso ha generado tensiones mediáticas y opiniones divididas entre admiradores y críticos.
Antiguos compañeros, viejos desacuerdos
Las disputas no son nuevas. Varios actores del elenco original, como Carlos Villagrán (Quico) y María Antonieta de las Nieves (La Chilindrina), ya habían enfrentado a Gómez Bolaños por derechos de autor y uso de personajes. La serie ha avivado esas diferencias, al mostrar algunos de los conflictos detrás de cámaras que durante años se ocultaron tras la imagen de una familia feliz en la vecindad.
Gira en dictaduras, otro punto de tensión
La serie también ha traído de vuelta una de las polémicas más serias: la participación de Chespirito en giras por países bajo dictaduras, como Chile y Argentina, durante los años 70. Uno de los episodios más cuestionados fue la presentación en el Estadio Nacional de Santiago, un espacio que fue centro de tortura tras el golpe de Pinochet. En su autobiografía, Gómez Bolaños aseguró que no conocían la historia del lugar y que, de haberlo sabido, “hubiéramos trabajado allí igual”.
Florinda Meza rompe el silencio
La viuda del comediante, Florinda Meza, ha expresado públicamente su descontento por la forma en que se la representa en la bioserie. En un tono severo, denunció que los guionistas “faltan a la verdad con tal de generar impacto” y no descartó iniciar acciones legales por difamación.
El lado político del ídolo
Aunque popular en millones de hogares, Chespirito también tuvo una faceta política poco abordada. Fue cercano a figuras conservadoras y participó activamente en campañas provida, lo que generó críticas entre quienes consideraban que debía mantenerse neutral. La serie toca apenas esos aspectos, pero ha abierto el debate sobre si su figura fue más compleja de lo que su humor infantil permitía ver.
La serie que prometía homenajear a un ícono de la cultura popular mexicana ha desatado una ola de cuestionamientos que lo colocan, por primera vez, fuera de la zona de confort del cariño colectivo. Chespirito, símbolo de generaciones, ahora es también espejo de controversias largamente contenidas.