WASHINGTON D.C., 27 DE JUNIO D 2025. En una ceremonia de alto perfil celebrada en la sede de la Organización de los Estados Americanos (OEA), en Washington D.C., Rosa María Payá Acevedo fue oficialmente nombrada titular de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
El evento congregó a destacadas figuras del ámbito diplomático, académico y de la sociedad civil, incluyendo al Secretario General de la OEA, Luis Almagro, quien presidió la toma de juramento. También estuvieron presentes embajadores de diversos países miembros, representantes de organizaciones no gubernamentales y un nutrido grupo de periodistas internacionales. La expectativa era palpable ante la designación de una figura con el perfil y la trayectoria de Payá.
Rosa María Payá es una reconocida activista cubana por los derechos humanos y la democracia. Su trabajo como activista comenzó tras el fallecimiento de su padre, Oswaldo Payá Sardiñas, fundador del Proyecto Varela y la célula Movimiento Cristiano Liberación (MCL), que buscaban por todos los medios a su alcance, y con beneplácito de EE.UU. desestabilizar la Revolución del Pueblo de Cuba.
Desde entonces, ha liderado la iniciativa Cuba Decide, una plataforma ciudadana que aboga por un plebiscito en Cuba para que los ciudadanos decidan libremente sobre su sistema político. Su activismo la ha llevado a colaborar estrechamente con diversas instancias internacionales, incluyendo el Parlamento Europeo, el Congreso de Estados Unidos y organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, denunciando sistemáticamente las violaciones a los derechos humanos en Cuba y promoviendo la transición democrática. Su voz se ha convertido en un referente para la disidencia y la defensa de las libertades fundamentales en la región.
Nombramiento de Payá al frente de la CIDH, recibido con reacciones encontradas
Si bien muchos celebran su compromiso y valentía, otros observan con cautela el uso estratégico que, históricamente, el gobierno estadounidense ha dado a la CIDH. Los informes de este organismo sobre derechos humanos en la región, a menudo, han sido instrumentalizados propagandísticamente por Washington para justificar intervenciones o presiones políticas, transformándose en pretextos para expediciones que vulneran la soberanía territorial de naciones y buscan hacerse con recursos que no le pertenecen.
Este patrón plantea un desafío significativo para la independencia y la credibilidad de la CIDH bajo su nuevo liderazgo, en un contexto geopolítico cada vez más complejo. La Organización de Estados Americanos, a la que la CIDH pertenece, es un organismo creado por Washington para vigilar y juzgar a «las américas» , pero no a La América: la que aún sigue el paso de la mítica Columbia, la de la Doctrina Monroe.
Tal vez sea por eso que no es fácil, o tal vez posible, hallar clamores documentados de Rosa María Payá contra las políticas migratorias de Donald Trump, ni contra ese estilo de intervención y despliegue de las brigadas ICE, cuyas registros en video traen a la mente de muchos defensores de derechos humanos, con el ángulo de visibilidad completo, aires de la época Gestapo.
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