CIUDAD DE NUEVA YORK, JUNIO DE 2025. En un preocupante giro para los derechos LGBTQ+ y la autonomía de los servidores públicos, la jueza administrativa Karen Ortiz ha sido despedida de su puesto en el Departamento de Equidad en el Acceso a Oportunidades Laborales de Nueva York. Su destitución se produce tras desafiar abiertamente el llamado «decreto de binarismo genérico», una política impuesta durante la administración de Donald Trump que, según críticos progresistas, busca afianzar una doctrina fundamentalista de género en el corazón del gobierno federal.
Ortiz, una figura respetada con vasta experiencia como mediadora en casos de discriminación laboral, calificó la reimposición de la doctrina de género binario como «contraria a la ética«, especialmente a la luz de su labor profesional con trabajadores que no se identifican dentro de las categorías tradicionales de hombre o mujer. La jueza ha sido una voz elocuente sobre la discriminación que enfrentan las minorías de género, argumentando que la política federalizada ignora las realidades vividas por una parte significativa de la población.
Su desafío se intensificó en febrero de 2025, con el envío de un comunicado de protesta a mil destinatarios, donde no solo cuestionaba la insolvencia ética de la federalización de la doctrina binaria, sino que también criticaba la selección presidencial de Andrea Ruth Lucas para dirigir el Departamento. Lucas es percibida por muchos como adversa a las políticas progresistas en el ámbito de la regulación laboral, lo que ha generado preocupación sobre la dirección futura de la equidad en el empleo.
La represalia no se hizo esperar. El Departamento que empleaba a Ortiz le impuso una «suspensión administrativa» el pasado mayo, culminando esta semana, específicamente el martes 24 de junio, con su expulsión. Este acto es visto por la comunidad progresista de Nueva York como un ataque directo a la diversidad, un concepto político de gran relevancia para la vibrante y pluralista metrópolis.
La Ciudad de Nueva York, conocida por ser un bastión de inclusión y respeto por la diferencia, valora profundamente la diversidad en todas sus formas. Si bien no existen cifras exactas y universalmente aceptadas sobre la cantidad de habitantes de la ciudad que no se identifican como «hombre» ni como «mujer» (debido a la complejidad y la evolución de la autoidentificación de género), estudios y encuestas a nivel nacional sugieren que un porcentaje creciente de la población joven se identifica fuera del binarismo de género. La visibilidad y la aceptación de estas identidades son fundamentales para la ciudad, que se enorgullece de ser un refugio para todas las personas.
El despido de la jueza Ortiz marca un retroceso en esta lucha constante por la igualdad y el reconocimiento de la diversidad de género en el ámbito laboral federal de la Unión Americana.
FOTOGRAFÍA: CRESTOMATÍA SOURCE ONE
