Un contingente de alrededor de mil 200 migrantes inició este miércoles una caminata desde Tapachula, en la frontera sur de México, hacia la Ciudad de México, con el objetivo de regularizar su situación migratoria y dejar atrás la precariedad que enfrentan tras meses de espera sin respuesta de las autoridades.
A diferencia de las caravanas de años pasados, cuyo destino final era Estados Unidos, este grupo —integrado mayoritariamente por cubanos, aunque también con presencia de hondureños, venezolanos, ecuatorianos, salvadoreños, haitianos y brasileños— ha descartado llegar a la frontera norte y centra sus esperanzas en obtener asilo o permisos de trabajo en México.

Migrantes consultados por agencias internacionales denunciaron largos retrasos en los trámites ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), estafas por parte de falsos gestores y condiciones de vida cada vez más difíciles en Tapachula, ciudad donde suelen quedar varados durante meses sin empleo ni ingresos.
El grupo se organizó de manera espontánea a través de redes sociales, sin un liderazgo definido. En ocasiones anteriores, el gobierno mexicano ha permitido que las caravanas avancen durante algunos días antes de ofrecer transporte y alternativas de regularización, aunque no siempre se ha hecho público si los migrantes logran obtener un estatus legal.
La capital mexicana se ha convertido en un nuevo punto de concentración de migrantes ante el endurecimiento de las políticas en Estados Unidos y la falta de alternativas en el sur del país. Este fenómeno, conocido como “efecto frontera”, que antes se concentraba en Tijuana o Tapachula, ahora se desplaza hacia la Ciudad de México.
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