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Mujeres opositoras rumbo a 2030: encuestas perfilan a Lilly Téllez y Alessandra Rojo como sus cartas fuertes

Sin un compromiso real de equidad de género en los partidos, las candidaturas femeninas en la oposición difícilmente lograrán trascender

La oposición enfrenta una profunda crisis interna que limita su capacidad para consolidar candidaturas competitivas. Aunque algunas mujeres empiezan a sonar como posibles aspirantes, este fenómeno se da en un contexto de partidos fragmentados, sin un proyecto claro y con divisiones internas que dificultan su proyección nacional.

El proceso electoral de 2024 evidenció la falta de conexión entre las dirigencias y las bases opositoras. Un claro ejemplo fue el caso de Beatriz Paredes, quien contó con el apoyo de la militancia y seguidores, pero fue descartada por las cúpulas partidistas, que prefirieron imponer candidaturas que respondieran a sus intereses personales y políticos, en lugar de escuchar a sus seguidores. Esta situación refleja un patrón constante en la derecha: una élite que prioriza sus cálculos internos por encima de la renovación auténtica y la representación ciudadana.

El PAN, PRI y Movimiento Ciudadano enfrentan procesos de reorganización con resultados limitados. Mientras algunos intentan renovar liderazgos, otros no han superado el desgaste institucional. A esto se suma la pérdida de conexión con las bases, como quedó demostrado en el proceso de 2024, cuando Beatriz Paredes recibió el respaldo ciudadano, pero fue descartada por las cúpulas del PRI y PAN, que optaron por una figura que se ajustara a sus intereses y cálculos internos, ignorando la legitimidad popular.

En este contexto adverso, algunas mujeres comienzan a aparecer en los sondeos, aunque con apoyos fragmentados y en escenarios poco competitivos frente al oficialismo.

En el PAN, Lilly Téllez es, por ahora, la mujer mejor posicionada en las encuestas. Aunque su porcentaje en el estudio nacional de Territorial apenas alcanza un 6.5%, es suficiente para ubicarla por encima de otras mujeres opositoras. La senadora ha construido su perfil a partir de una confrontación constante con Morena, pero fuera de esa retórica no ha articulado propuestas de fondo ni una visión política estructurada.

A la par de Téllez, otras mujeres del PAN tienen menciones mínimas en las encuestas:

  • Maru Campos (2.4%), gobernadora de Chihuahua, con control político local, pero sin arrastre nacional.
  • Margarita Zavala (2.1%), excandidata presidencial, cuyo apoyo ha disminuido notablemente.
  • Kenia López Rabadán (1.6%), visible por su papel como opositora en el Congreso, aunque con escasa tracción electoral fuera del ámbito legislativo.
  • Libia García Muñoz Ledo (1.4%) y Tere Jiménez (0.7%), ambas gobernadoras, con apoyos simbólicos más que reales en esta etapa.

En el PRI, la sorpresa viene de la mano de Alessandra Rojo de la Vega, quien encabeza las preferencias internas con un 12.7%. Su activismo en temas de género y medio ambiente ha captado atención, aunque su experiencia en cargos de elección es limitada. Su rápido ascenso refleja más el vacío de liderazgos fuertes en el partido que una estrategia sólida de renovación.

Carolina Viggiano, con 3.8%, representa a la vieja guardia priista. Su experiencia legislativa y dirigencial no ha sido suficiente para conectar con una ciudadanía que percibe al PRI como una estructura obsoleta y desgastada, incapaz de reinventarse tras años de retroceso.

El caso de Movimiento Ciudadano es distinto pero no más sólido. Aunque aparece como una “tercera vía”, el partido no ha logrado consolidar una figura presidencial con peso nacional. Entre las mujeres que figuran en las encuestas están:

  • Patricia Mercado (3.1%), con una trayectoria amplia y reconocida, pero sin una base electoral clara.
  • Mariana Rodríguez (1.6%), con alta exposición mediática, pero sin experiencia política comprobada ni estructura electoral real.
  • Claudia Ruiz Massieu (1.5%), ex priista con carrera institucional, pero sin arraigo entre los votantes de MC.
  • Ivonne Ortega (1.2%), exgobernadora que aún figura en los ejercicios demoscópicos pese a su bajo perfil actual.

MC enfrenta el reto de convertir visibilidad en viabilidad, algo que no ha logrado ni con figuras jóvenes ni con cuadros experimentados.

Aunque las encuestas recientes han comenzado a centrarse en perfiles femeninos dentro de la oposición, es fundamental destacar que sin un compromiso genuino de los partidos políticos para garantizar una verdadera equidad de género, estas candidaturas difícilmente lograrán trascender más allá del papel simbólico.

La derecha mexicana sigue atrapada en estructuras tradicionales y cupulares que, a pesar de la visibilidad de algunas mujeres, no han implementado cambios profundos que permitan construir liderazgos femeninos con poder real y respaldo político suficiente. Sin esta transformación interna, la presencia de mujeres en los sondeos corre el riesgo de quedarse en una expresión superficial, sin impacto concreto en la configuración del futuro político.

Foto: Redes

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