La marcha de la llamada “Generación Z” en Puebla, convocada como parte de una movilización nacional contra el Gobierno Federal, terminó dejando un saldo menos relacionado con demandas juveniles y más con actos de violencia, contradicciones internas y la presencia visible de perfiles políticos de oposición.
El contingente partió del Reloj “El Gallito” en el Paseo Bravo con rumbo al Zócalo y posteriormente hacia Casa Aguayo y el Congreso del Estado. Aunque la protesta se presentó como un movimiento encabezado por jóvenes, en la práctica estuvo conformada mayoritariamente por adultos y personas de la tercera edad, quienes portaban banderas, pancartas y consignas contra el gobierno federal y Morena.
El punto de quiebre: vallas derribadas, empujones y una patrulla dañada
La jornada transcurrió sin incidentes hasta que el contingente llegó a Casa Aguayo, donde elementos de la Secretaría de Seguridad Pública mantenían un cerco con vallas metálicas para resguardar el inmueble. Fue ahí donde un grupo de manifestantes derribó las barreras, generando empujones con policías estatales y provocando que varios elementos cayeran al suelo.
En medio del caos, una patrulla resultó vandalizada tras recibir el impacto de piedras. Los propios asistentes acusaron la presencia de “infiltrados”, aunque estos señalamientos no han sido verificados. Durante el enfrentamiento, un adulto mayor resultó herido de manera leve tras ser alcanzado por un objeto lanzado durante los disturbios.
Gobierno estatal: libre manifestación sin uso de la fuerza
Tras los hechos, el Gobierno de Puebla emitió un posicionamiento en el que aseguró haber garantizado el libre tránsito de la marcha sin uso de la fuerza y con un operativo destinado a proteger la integridad de los participantes. La administración estatal lamentó los actos de violencia y reiteró su rechazo a cualquier agresión cometida durante la movilización.
Una marcha “juvenil” con operadores opositores
Mientras la convocatoria buscaba proyectar una expresión ciudadana de jóvenes, entre los asistentes fueron identificados exfuncionarios y operadores ligados a estructuras del Partido Acción Nacional. La presencia de perfiles con trayectoria política contrastó con el discurso de espontaneidad y participación generacional, lo que alimentó dudas sobre la naturaleza real de la protesta.
