El gobierno iraní confirmó este lunes que el número de muertos en su territorio durante los 12 días de guerra con Israel ha ascendido a 935 personas, en medio de crecientes cuestionamientos por la falta de transparencia y el alto costo humano del conflicto. La agencia estatal IRNA detalló que entre las víctimas se cuentan al menos 38 niños y 132 mujeres, aunque evitó ofrecer una distinción clara entre bajas militares y civiles.
La cifra representa un incremento sustancial respecto al último informe oficial de la semana pasada, cuando se habían reportado 627 fallecidos. La ausencia de datos precisos sobre la proporción de combatientes y población civil entre los muertos ha generado críticas tanto internas como internacionales.
Paralelamente, la organización Human Rights Activists (HRA), con sede en Estados Unidos, sostiene que la cifra real podría ser aún más alta. Según su informe del fin de semana, al menos 1,190 personas han muerto en Irán desde el inicio de los ataques israelíes el 13 de junio. De ese total, la HRA asegura que 436 víctimas eran civiles, 435 militares y 319 aún no han sido identificadas.
El grupo, que recopila datos mediante redes de voluntarios locales y médicos, ha señalado en repetidas ocasiones que las cifras del régimen iraní tienden a minimizar las pérdidas reales. «La falta de acceso independiente a las zonas más afectadas dificulta verificar los informes oficiales», afirmó un portavoz de la organización.
Los bombardeos israelíes, iniciados tras el colapso de negociaciones indirectas sobre el programa nuclear iraní, se han dirigido a instalaciones atómicas, centros de comando militar y viviendas de altos funcionarios de la Guardia Revolucionaria. Según fuentes israelíes, el objetivo ha sido degradar la capacidad estratégica de Irán, pero los daños colaterales han generado preocupación internacional.
En respuesta, Irán disparó más de 550 misiles balísticos hacia territorio israelí. Aunque la mayoría fueron interceptados por los sistemas de defensa del Estado hebreo, al menos 28 personas murieron y varias zonas urbanas sufrieron daños materiales considerables.
Las organizaciones de derechos humanos exigen una investigación independiente sobre las muertes en ambos lados y piden a las partes que respeten el derecho internacional humanitario.
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